Certificación WELL, edificios que cuidan de nuestra salud
Entrevista a Bieito Silva, responsable del certificado WELL en España
En estos tiempos en los que el cuidado de la salud ocupa tantos titulares, a más de uno sorprenderá saber que no solo los virus influyen en el bienestar de las personas. También lo hacen los edificios.
Digámoslo así: esos espacios cerrados en los que pasamos el 90% de nuestro tiempo, donde vivimos, trabajamos… tienen un impacto en nuestra salud. La parte buena es que ese impacto puede ser beneficioso.
No solo los virus influyen en el bienestar de las personas. También lo hacen los edificios.
La Certificación WELL le pone nombre y apellidos a esta nueva forma de construir. Se trata de la primera certificación centrada exclusivamente en la salud y el confort de las personas que utilizan el edificio.
Es un sistema de puntuación dinámico que permite identificar, medir y monitorizar las características de las construcciones que impactan en la salud y el bienestar de sus ocupantes.
La Certificación WELL es la primera certificación centrada exclusivamente en la salud y el confort de las personas que utilizan el edificio.
Es clave el hecho de que se basa en el rendimiento, no en la prescripción, lo que implica una verificación in situ para acreditar el cumplimiento de las medidas.
Algunas de estas medidas se centran en aspectos relacionados con el diseño y la construcción del edificio y, otras, en la fase de uso.
Por ejemplo, los sistemas de climatización radiantes son recomendados en la certificación, ya que proporcionan un mayor nivel de confort que los de aire y, por tanto, su utilización permite obtener mayor puntuación. Todas las medidas se basan en estudios científicos.
Los sistemas de climatización radiantes son recomendados en la certificación, ya que proporcionan un mayor nivel de confort que los de aire y, por tanto, su utilización permite obtener mayor puntuación
Retener talento y aumentar la productividad
Hablamos de una certificación con resultados tangibles. En el caso de las empresas, por ejemplo, puede aportar más productividad, más capacidad para atraer y retener talento, y un aumento del valor del inmueble.
Para el empleado se traduce en una mayor satisfacción, lo que puede suponer una reducción de los niveles de estrés, un aumento de la productividad… No en vano, las edificaciones que más habitualmente solicitan esta certificación “son las oficinas, seguidas por el residencial en todas sus fórmulas (residencias de estudiantes, de tercera edad, hoteles, etc)”, señala el responsable del certificado WELL en ITG.
Si bien se trata de una certificación joven (nació hace 6 años en Estados Unidos y no llegó a España hasta hace cuatro), actualmente ya existe un centenar de proyectos en nuestro país.
“En términos absolutos no es una cifra demasiado elevada -reconoce Bieito Silva-. No obstante, si observamos la tendencia vemos que en los últimos doce meses hubo un aumento del 300% del número de proyectos. Por tanto, consideramos que el interés está siendo muy alto y somos muy optimistas de cara al futuro de la certificación a corto y a medio plazo”.
Uno de los numerosos casos de éxito que aúna este certificado es el edificio situado en Castellana 81, el primer edificio de oficinas WELL de España, una joya de la arquitectura del arquitecto Saez de Oíza.
Verificación ‘in situ’
“El proceso de certificación se inicia con un registro del proyecto -relata Silva-. Una vez realizado este registro, el equipo de proyecto junto con la propiedad deben definir la estrategia a seguir y el nivel de certificación objetivo, así como las medidas a aplicar.
Definida la estrategia, se deben aplicar las medidas correspondientes. El paso final consiste en el proceso de verificación, donde una tercera parte independiente realiza una auditoría para acreditar que se cumplen con los requisitos”, concluye.
Este proceso de verificación consta de dos partes: una documental y otra ‘in-situ’, denominada “performance verification”, en la que se realizan inspecciones visuales y test de calidad del aire, de calidad del agua, de iluminación de confort térmico y de confort acústico. ITG es la entidad acreditada en España para realizar este proceso de “performance verification”.
Como explican desde el Instituto Tecnológico de Galicia, el coste de la certificación se diferencia en tres ámbitos.
En primer lugar, hay una serie de tasas a pagar al organismo certificador, cantidad que se puede calcular en la web de WELL. En segundo lugar, puede haber costes de consultoría derivados en caso de contratar a un profesional acreditado WELL AP, dependiendo los honorarios de cada profesional. Por último, pueden producirse costes adicionales en la construcción del edificio que dependen de diversos factores en función de cada proyecto.
Cada vez somos más conscientes de la importancia de la calidad del aire en nuestra salud
Edificios saludables en tiempos de coronavirus
La pandemia de COVID-19 ha puesto en evidencia la importancia nuestra salud y, en particular, en el ámbito de la edificación. “Cada vez somos más conscientes de la importancia de la calidad del aire en nuestra salud -explica Bieito Silva-. Es decir, hemos notado un aumento en el interés en torno a la certificación WELL y también en cuestiones vinculadas con la salud en general”.
Tanto es así, que desde ITG han desarrollado, con una “gran acogida”, un servicio de monitorización de calidad del aire en tiempo real que permite conocer la calidad del aire que respiramos en cada momento.